Carta abierta a… ciertos españoles
Lo ocurrido en Gaza durante los días pasados es ejemplo fehaciente de la inmoralidad de las dos principales ramas de la “resistencia palestina”. Tema digno de ser meditado por quienes se empeñan en considerar a los palestinos las sufridas víctimas del “imperialismo israelí”.
Quisiera dirigirme a aquellas personas que han hecho suya la llamada causa palestina. Muchas creen honestamente que la suerte de los palestinos merece su apoyo; otras consideran que todo lo que tenga relación alguna con EE.UU. debe ser repulsivo, y vinculan a Israel con la gran potencia. Están, asimismo, los “progres” de hoy, los socialistas de salón que sin conocimiento de causa, apoyan lo que consideran el “problema del momento”. Finalmente encontramos a los antisemitas de siempre, que ahora ya tienen un blanco adicional en el que descargar su perenne odio. Al fin y al cabo, afirman, los israelíes son los descendientes de quienes envenenaron los pozos y difundieron la peste negra a través de toda Europa. De modo que nada bueno se puede esperar de ellos.
A diferencia de los estados árabes vecinos, Israel es una democracia en la que se respeta la libertad de expresión. Por lo tanto podría considerar de algún modo otras opiniones que la mía, si éstas tuvieran alguna justificación. Citaré algunos puntos básicos. Apuntan que hemos usurpado tierra ajena, y hacen caso omiso que fuimos expulsados de estos pagos y jamás hemos renunciado al anhelo de regresar a nuestra tierra ancestral. Dicen que hemos privado a un pueblo de tener su propio Estado, y no toman en cuenta que de haber aceptado el Reparto dictado por la ONU en 1947, como lo hicimos nosotros muy a pesar nuestro, hubieran tenido una patria desde hace casi seis décadas. Afirman que hay tantos millones de refugiados palestinos, y se olvidan que centenares de miles de judíos fueron brutamente expulsados de los países árabes, y que hoy no ha quedado siquiera uno: todos han sido rehabilitados. Alegan que no hacemos otra cosa que maltratar y matar palestinos, y se olvidan que los árabes ya han emprendido cinco guerras para aniquilar el Estado de Israel (para no dejar vivo a un solo judío), y únicamente la fuerza militar y el coraje de Zahal han impedido ese nuevo Holocausto. Que maltratamos y encerramos a los palestinos, y descuidan el grave hecho que los atentados suicidas han sido una innovación palestina, y que para defender nuestras vidas hemos tenido que construir una valla y adoptar medidas poco simpáticas para evitar la infiltración de esos asesinos.
Los israelíes no somos homogéneos: hay aquí religiosos y laicos, orientales y occidentales, nacionalistas de derecha y librepensadores de izquierda. De modo que somos muy heterogéneos. Y discutimos y nos peleamos de lo lindo. Pero de algún modo convivimos y lo que es más, nos respetamos mutuamente. Es inaceptable que alguien mate a otro por sus ideas políticas, y el asesino de un Primer Ministro es hasta tal punto la excepción de la regla, que ha sido repudiado por el 99,9999% de los israelíes, y cumple una condena carcelaria para toda su vida. Tampoco existe la pena de muerte en este sufrido país, y el más sanguinario terrorista palestino bien sabe que si logra sobrevivir luego de asesinar a cuantos israelíes sea, podrá seguir viviendo en condiciones bien soportables. Desde luego, en una prisión israelí hasta que…
Pero los palestinos proceden de otro modo: no se discute con los rivales; se los increpa, persigue y asesina. “Lo que está ocurriendo en Gaza, tanto de parte del Hamás como del Fátaj, en una inmoralidad política en el pleno sentido de la palabra. Se sacan personas de sus casas para ser asesinadas y echadas a la calle. Otros son arrojados a su muerte desde las azoteas de altos edificios… La lucha ha llegado incluso a los hospitales, como el de Beit Hanun”. Lo que antecede no lo escribe ningún periodista israelí u occidental, sino Tariq Alhomayed, redactor en jefe del diario Ashrq Al Awsat, uno de los más reputados órganos de la prensa árabe. Este periodista señala, entre otras atrocidades, la barbaridad cometida en Gaza contra Mohammed Sweirki. “Con sus manos y pies atados, el cocinero de 28 años de Abu Mazen fue arrojado desde lo alto de un edificio de 15 pisos”, escribe. Sí, hasta el personal del odiado Presidente de la Autoridad Palestina fue liquidado para que no quedara rastro de él en Gaza. Lo que se suele decir en otro contexto, “limpieza general”.
Me figuro cómo habrán visto esas imágenes los amigos de los palestinos en España. Por ejemplo, muchos miembros del presente Gobierno, empezando por el Presidente Zapatero y su Ministro de Exteriores, dos figuras de evidente tendencia filopalestina… Que nadie me diga que no es cierto: es algo que consta y se da por descontado. ¡Vaya amigotes que tienen al otro lado del Mediterráneo! Y como lo dijera ese periodista árabe, no parece haber diferencia alguna entre uno y otro bando: ambos son “inmorales” a su modo de ver. Nosotros y muchos otros occidentales les atribuimos otros adjetivos más atenidos a la realidad, que tienen que ver con la indiferencia por la vida y la brutalidad que demuestran algunos seres que presumen ser del género humano.
De modo que la próxima vez que ustedes se alcen en coro para criticar a los israelíes por haber cometido ésta o aquella “barbaridad”, se les recomienda que cavilen un poco sobre el modo de proceder de sus “víctimas”. Recuerden, no es la primera vez que obran así. En Irak, Afganistán y el Líbano los terroristas han estado asesinando a granel a musulmanes sin reparo alguno.
Moshé Yanai
No hay comentarios.:
Publicar un comentario