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jueves, enero 04, 2007

LAS HORMIGUITAS DE MI CIUDAD

Vuelan miles de hojas de los árboles, algún que otro fruto maduro cae de los mismos y el viento arrastra papeles y residuos que llenan las calles de basura. Sin embargo todo desaparece cada día como por arte de magia y vuelve a aparecer al siguiente. Quienes tienen la oportunidad de caminar hasta el Mercaz o a la Moatza verán desde muy temprano a varias personas que ya son parte del paisaje y del folklore ciudadano que con sus cabellos blancos o algunos sin cabellos juntan todo con una paciencia encomiable. Ninguno de ellos tiene menos de 50 años y generalmente todos tienen más de 60. Cuando en todas partes del mundo e incluso en Israel la mayoría de los abuelos descansan en su casa, estas hormiguitas pasan y pasan, juntan y trasladan sin cesar todo lo que encuentren y puedan depositar en sus improvisados carros, casi todos fabricados con armazones de cochecitos de bebes. Ellos son los primeros en mostrarnos una sonrisa tan tempranera, los que tienen un BOKER TOV a flor de labios cuando pasamos y son parte del cuadro que vemos y disfrutamos en nuestras caminatas. Quienes solo se transportan en auto no pueden apreciar pequeños y grandes detalles que tienen que ver mucho con el ser humano, su interrelación y la relación con el medio en que viven. Saliendo del centro de Katzrin y a unos 2 km., se encuentra el centro comercial de JOZOT A GOLAN donde hay un amplio estacionamiento. Allí se inauguro hace pocos meses un cine tridimensional con la última tecnología, exclusivos Pubs, Restaurantes y un patio de comidas. Dentro del mismo hay dos negocios latinos, uno de Pizzas y comidas jalabit y otro de carnes a la parrilla y comidas bazarit, poniendo también allí de manifiesto la existencia de una gran comunidad latina en el Golán. En este sitio volvemos a ver estas hormiguitas viajeras que mantienen el lugar libre de hojas y desperdicios. Lo increíble es que al acercarnos a ellos, reconocemos que son los mismos que vimos hace unas horas en el centro de la ciudad. Al preguntarles como llegaron, contestan alegremente que lo hacen caminando y que no les preocupa ni el frió, ni el calor. Hace pocos días uno de ellos que tendrá aproximadamente 70 anos, se encontraba limpiando en la zona industrial, casi otro km. más de distancia a recorrer, con la misma serenidad y alegría que siempre lleva consigo. Entro un minuto a mi comercio donde se cruzo con un piano eléctrico, apretó una tecla y al no emitir sonido alguno pidió que se lo enchufara a la corriente. Mi gran sorpresa fue escucharlo tocar como un maestro, no solo temas clásicos sino también temas latinos muy conocidos que acompañaba con un español que jamás había escuchado antes. Terminado su corto pero impactante concierto, se dispuso a terminar sus tareas con gran responsabilidad, no sin antes ofrecer su ayuda para lo que necesitemos, aclarando que solo lo haría BLI KESEF (sin pago de dinero), ya que considera que entre amigos no se debe cobrar ni pagar.

Este increíble personaje insertado en este mundo moderno tan malogrado, me visito varias veces en días siguientes en las que pude conocer su amplia cultura y conocimientos en los temas mas variados. A su vez en su entusiasmo por seguir aprendiendo, cada día me pide que le enseñe alguna palabra en español, oral y escrita, y me cuenta como entra en las páginas de Internet de Montevideo y Bs. Aires, relatándome sus sitios y paisajes a la vez que me sorprende tarareando alguna nueva vieja canción latina. Cuando todo lo que vemos esta contaminado de alguna forma por el egoísmo, los intereses, la falta de compromiso y los personalismos a ultranza, una persona como esta merece que dedique un rato de mi tiempo a rendirle este homenaje. Conocer estas personas de otros sitios, otras culturas y con tantas vivencias a través de sus largas vidas, es algo mas de lo bueno que nos puede pasar en nuestra ciudad y en nuestro Eretz Israel.

GRACIAS A TODOS LOS ABUELOS QUE DEDICAN SU TIEMPO A QUE NUESTRA CIUDAD SEA UN HERMOSO SITIO PARA VIVIR Y PASEAR.

Bernardo Ptasevich Katzrin 4/01/2007


Gracias, Berny!

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